Un café 6€ y 250 años de historia: ‘Antico Caffè El Greco’

 

Café Greco 1

Me cuentan que tengo que visitar el café más antiguo de Roma, hay quien dice incluso que es el más antiguo de Italia. Yo no me atrevería a tanto, sobre todo porque las etiquetas de ‘el más grande’, ‘el más moderno’ o ‘el más antiguo’ nunca me han dado mucha fiabilidad. Sea verdad o no, el café al que os voy a invitar tiene más de 250 años de historia. Y solo por la cantidad de años que llevan sirviéndolo pensé que de café sabrían bastante. Con esta premisa y mi curiosidad por descubrir los templos de mi bebida excitante favorita fui al ‘Antico Caffè Greco’. Aquí van mis impresiones:

1. Es como sumergirte en una novela romántica

Cruzar el umbral del Greco es lo más parecido a entrar en una máquina del tiempo. El murmullo de una de las calles más transitadas de Roma, Via Condoti, se queda al otro lado de la puerta y tú tomas el café mientras escuchas ópera y los camareros te sirven con una elegancia exquisita. Lo dicho, estás en otra época.

Lo primero que te encontrarás es la barra, el mostrador de la comida y la caja. Os recuerdo que aquí en Roma se paga antes de consumir, y con el tíquet en la mano uno va a la barra y pide. Pero el verdadero choque temporal viene unos metros después, cuando pasas a la zona de mesas. Todo el mobiliario está tal y como se puso en 1760. Se conservan las mismas mesas de mármol, la misma decoración en madera, los espejos originales en las paredes y el tapizado de los muros. Y la música, clásica. Wagner, por ejemplo. Pero lo más increíble de todo es que los camareros ¡van en frac! Te lo prometo, parece que se hayan vestido para ir al baile de Ana Karenina. Imposible no caer en la tentación de hacerles una foto, eso sí antes pídelo con educación.

2. Stendhal o Mery Shelley tomaron aquí café. También María Zambrano, Pla… y ¡Buffallo Bill!

Pensemos, por ejemplo, que por aquí han pasado Stendhal, Mery Shelley (ambos vivieron muy cerca), Lord Byron, Goethe, Andersen (que ocupó el piso de arriba) o Wagner. Alrededor de estas mismas mesas celebraban sus tertulias y aquí montaron un club literario. En sus paredes cuelgan fotos, cartas, poemas o composiciones musicales testimonio de aquellos tiempos. Yo encontré unas cartas de María Zambrano y un manuscrito de Josep Pla. La filósofa española vivió 11 años exiliada en Roma y este café era uno de sus lugares favoritos para escribir. Pero hay otras fotos más increíbles como la de a Búffallo Bill y Toro Sentado durante un viaje a Roma.

Manuscritos de María Zambrano

Manuscritos de María Zambrano

 

3. Y de los grandes literatos a turistas sus selfies

Aunque hay una sala donde se reúnen asociaciones culturales y se hacen presentaciones de libros, los intelectuales de ayer han dado paso a los turistas de hoy ávidos por fotografiar cada rincón de este café convertido en una reliquia más de Roma. O de hacerse un selfie unto a la foto de alguno de los grandes intelectuales citados en el párrafo anterior o entre la decoración de tres siglos atrás. Entran apresurados cargados de mochilas, con zapatillas deportivas y la cara colorada para ver las más de 300 piezas que cuelgan intemporales en las paredes del Greco. La verdad es que nadie impide el paso. Algunos son más valientes y se sientan. No exagero, para consumir aquí hay que tener valor o un bolsillo holgado.

4. El café Greco no es una experiencia lowcost

Yo pedí un café y mi amiga un café d’orzo, que es el equivalente al descafeinado para los italianos hecho a base de cebada. La cuenta fue de 12 euros, 6 por consumición. Eso sí, el bombón que pusieron para acompañar el café estaba delicioso. Solo el bombón porque el café me lo sirvieron frío. La misma consumición de pie en la barra nos hubiese costado 1’30 euros a cada una, que es precisamente lo que hacen los italianos. Y es lo que debe hacerse en todos los establecimientos. Ya que el café se toma como algo rápido, frugal y de incuestionable necesidad a cualquier hora del día, no como en España, que supone un ceremonial con los amigos para ponerse al día de las cosas de la vida. El aperitivo (una bebida y algo de picar) cuesta 18 euros y la copa de champange 40. Las infusiones entre 10 y 15 euros. Aunque es una expresión muy valenciana ¿hay que ser valiente o no para sentarse en tan intelectuales mesas?

Café Greco 13

 

5. No fue mi mejor café pero es un sitio que tienes que visitar

A mí el café no me convenció, los he probado mejores y mucho más baratos, pero reconozco que es un lugar que se debe visitar y, por qué no, donde te debes sentar aunque sea para sentirte como Stendhal al menos durante una vez en la vida. No os costará nada tropezaros con él.

Café Greco 11

Seguro que en vuestro viaje visitaréis la famosa Plaza de España y la escalinata Trinità dei Monti (esa por la que Audrey Hepburn bajaba en ‘Vacaciones en Roma’ dando pequeños saltitos). Bien pues la calle que baja de la plaza es Via Condotti donde están las tiendas de las grandes firmas de moda. Pues ahí, en Via Condotti 86 está el Caffè Greco.

¿Te parecen desorbitados estos precios? ¿O crees que bien merece la pena pagar 6 € por un café y disfrutarlo en un sitio con tanta historia?